lunes, 12 de septiembre de 2005

23 de octubre de 2005. Mucho más que una elección

Córdoba se caracterizó siempre por ser una provincia autónoma o la niña rebelde de la nación y prueban estos argumentos la constante instalación de fábricas que generaban mano de obra por doquier y hoy eligen Brasil, la enorme riqueza que generan sus campos, mas aún hoy con el fenómeno soja que subvenciona a la economía nacional, su potente usina hidroeléctrica que provee electricidad a gran parte del territorio, pero pagamos la electricidad mas cara del país, por su sistema de salud que albergaba pacientes de todas las provincias e inclusive de países vecinos que aprovechaban nuestro avance científico-tecnológico y por su excelente nivel educativo, entre otros, que la llevo a recibir el mote de “La docta”.
Fue tal el desarrollo logrado y la notable ventaja comparativa que esgrimió con respecto a las demás provincias, que se la comparó en un momento con una isla donde se vivía un clima completamente distinto al resto de la coyuntura social del país.
Córdoba tiene una ubicación tan privilegiada como estratégica a la vez, que algún gobierno con visión de futuro, pretendió que fuera parte de un eje bioceánico junto a Santa Fe en el este con salida al atlántico y las provincias de Cuyo o La Rioja en el oeste para desembocar en el pacifico a través de Chile, donde mediante un complejo, pero práctico sistema fluvial, se comunicaran ambos océanos de la manera mas económica y eficiente que conoce el hombre para transportar sus mercancías, convirtiendo a nuestra provincia mediterránea, en el puerto sin mar mas austral del mundo, con mayor aprovechamiento de navegabilidad que el estrecho de Magallanes por no contar con las inclemencias del tiempo de aquellas latitudes.
Últimamente el impulso de la región centro, no hace otra cosa que afirmar el enorme potencial que tienen 3 provincias del interior con respecto al resto de la nación y contra Buenos Aires misma, exponiendo que el sistema perverso de coparticipación que se implementara en la década del 90, no era otra cosa que una manera burda de financiar el ineficiente aparato político capitalino de turno, en manos de las provincias que mas producen, dejando de manifiesto una vez más su anticuado pero vigente espíritu unitario y centralizador de la capital federal, del que nunca supo o le convino escapar.
Córdoba en sus últimos dos periodos de gobierno, no ha hecho otra cosa que mostrar total servilidad al hegemónico gobierno nacional, quitándonos esa fortaleza de oposición que nos mantenía vivos como la segunda provincia mas importante del país, igualándonos en el trato y las condiciones a las demás provincias sin importar lo que generan y/o producen, solo por los millones de dólares que nos dosifican mes a mes, haciéndonos creer que la nación nos cede por su infinita misericordia y que no son mas que el fruto de nuestro trabajo como provincia.
Cuando uno analiza estas cuestiones entiende la enorme responsabilidad que tiene un diputado nacional en el congreso de la nación y comprende por fin para que sirve realmente un cordobés en Buenos Aires velando por nuestros intereses como provincia.
Sinceramente creo que el próximo 23 de octubre será una bisagra para los próximos 10 años del país, donde Córdoba votara por limitar una hegemonía política económica que pretende consolidar la suma del poder público en una persona o hipotecará una vez mas los destinos de la nación en manos de la irracionalidad de un gobierno que pretende gobernar sin consenso de los demás poderes, que limiten sus aspiraciones mezquinas y fuera de toda lógica que nos constituyo en 1816 como país independiente y soberano y a través de nuestra constitución nacional como sistema republicano, representativo y federal.

domingo, 11 de septiembre de 2005

La torre de la democracia


La historia casi siempre se encarga de mostrarnos en la más cruda realidad (y que saludable que así sea), su eslabón mas fino entre hechos que a simple vista parecen descontextualizados por el paso del tiempo y por ende inconexos entre si, pero que en su esencia íntima guardan los genes de la misma enfermedad: la intolerancia.
El ataque del 11 de setiembre en Nueva York, tuvo como parangón otro 11 de setiembre, pero de 1973 donde no hubieron torres gemelas derribadas, pero si la torre de la democracia del presidente Salvador Allende cayendo en manos de la revolución propiciada por Estados Unidos.
El fenómeno 11S que pretende instalar el país del norte después de los trágicos hechos acaecidos hace 4 años en manos del terrorismo, no solo no le pertenece, sino que le quema en sus manos, ya que hoy es victima de la misma espada terrorista y autoritaria, que hace 32 años mancho de sangre los destinos de Chile, sumiéndola por mas de una década en una espantosa dictadura que cobro cientos de miles de vidas de inocentes ciudadanos, simplemente por la osadía de pretender erigirse como nación autónoma y soberana de cualquier alineación mundial como pretendían las súper potencias.
Tengamos en nuestra memoria el 11 de setiembre de 2001 y de 1973, como días trágicos y de reflexión, donde la insensatez le gano a la cordura por las inescrupulosas y despiadadas fuerzas que se autoproclaman “guardianes del universo”.
Solo anhelo que no nos tapen más los ojos haciéndonos creer que hay causas justas e injustas para violar sistemáticamente los derechos de un país y que nos permitan ver de una vez por todas la cara del verdadero terrorismo, que simplemente se disfraza de ocasión para cometer sus actos más crueles en contra de la humanidad.