viernes, 18 de febrero de 2005

Autodestruccion argentina

Todavía estoy conmovido por lo sucedido en el penal de Barrio San Martin, como no salgo del estupor por las 200 muertes de Cromagnon. Aunque mi asombro mas grande esta en el enorme poder de autodestrucción que tenemos cada uno de nosotros al desligar nuestras culpas en terceros. Es que todavía no se extinguía la última llama del boliche del terror, ni se tenían demasiadas precisiones de la toma del penal y ya se hablaba de responsabilidades, renuncias, fusilamientos y desprecio total por los gobernantes de turno, olvidándonos de la verdadera naturaleza del problema. Como si Kichner, Ibarra o el propio De la Sota, fueran extraterrestres que vinieron a sembrar el terror al planeta enviados por un Dios despiadado, sin que nadie haya votado a ningún candidato jamás, como si no fueran uno mas que emergió de la población, sin que otros políticos los hayan antecedido y lo peor es que pareciera que en ellos precisáramos expulsar todas nuestras culpas, como una forma de purgar nuestra conciencia de ciudadanos, sin darnos cuenta que en el poder institucional estamos inmersos todos.
Escuchaba y leía en algunos medios, aventurar de que el fatídico episodio de la toma del penal, iba a convertirse en el Cromagnon del gobierno de Cordoba, expresando al aire con total liviandad afirmaciones que rozaban lo apológico, sin detenerse un solo segundo a pensar en el verdadero rol que tiene un comunicador y sin medir el poder de influencia que ejercen en una población con un total descrédito de sus gobernantes,(merito ganado por la mayoría), con la respectiva responsabilidad de continuar construyendo una opinión publica desfavorable, que lo único que logra es mayor desprecio por las instituciones que en definitiva termina convirtiéndose en un boomerang para nosotros mismos, ya que nos debilita institucionalmente como país, colocando en primera plana la percepción de que formamos parte de un sistema en el que no confiamos y al que no queremos pertenecer, pero que inobjetablemente estamos inmersos y somos participes necesarios.
Vivimos en un estado de sospecha permanente, con la hipocresía del “que se vayan todos” a flor de labios, pero sin la valentía suficiente de asumir protagonismo en la actividad publica, que permitan un cambio y una renovación en la clase política que tanto deleznamos.
No habrá llegado la hora de que tanto políticos, ciudadanos y fundamentalmente los medios de comunicación, hagamos una tregua a esta guerra despiadada y autodestructiva, que inexorablemente nos hundirá en la anarquía generalizada como país, para pasar a tener una actitud responsable y acorde a nuestros roles, que nos permitan vivir, sin antinomias y sin escupir nuestras culpas en un espejo que no queremos mirar…?

*Articulo publicado por el news diario de Infonegocios TV.