sábado, 30 de julio de 2005

El millonario pobre

La compañía de computadoras del magnate Jack Power, había batido todos los record con su nuevo producto de última generación; el ordenador portátil más liviano y pequeño del mercado que incorporaba el procesador más rápido, confiable y sofisticado del mundo, sacándole años de ventaja a su competidor más cercano, elevando las ventas de sus productos a cifras inconmensurables.
Las revistas especializadas en negocios lo reubicaban del puesto 143 al 18 como uno de los hombres más ricos del mundo y valuaba a su compañía en miles de billones de dólares.
La vida, las mujeres y el poder le sonreían más que nunca, dotándolo de una sensación de omnipotencia que siempre había buscado y que pocos hombres podían experimentar, pero a pesar de todos los beneficios y licencias que le permitía su poder económico, sentía un gran vacío que no sabia como llenar.
Había días en que una profunda tristeza lo invadía y casi no le permitía levantarse de la cama para cumplir con los compromisos de su agitada vida.
Jack se jactaba de ser ateo, “gracias a Dios”, remataba con sorna y despertaba la risa de sus obsecuentes seguidores. Decía que el placer de la vida, estaba en la vida misma y por eso había que abordarla apasionadamente, porque luego de la muerte no existía nada más, que un cuerpo en putrefacción.
El millonario era un ferviente aficionado al automovilismo por lo que luego de una agotadora jornada llena de presentaciones y obligaciones, decidió relajarse y escaparse de la vorágine de los negocios y la continua exposición mediática que conlleva el éxito empresarial y tomando el mando de su ultima adquisición, un Porshe 940 Carrera, se aprestó para salir a la carretera y gozar de la velocidad por unas cuantas horas por las extensas rutas de su ciudad, con tan mala fortuna que en una curva se cruzó un animal y por esquivarlo se fue de frente contra un inmenso árbol estrellando sin posibilidades su bólido, haciéndole perder la vida de forma instantánea.
Después de muerto como todo ser humano tenia dos caminos: el cielo o el infierno. Pero en seres especiales y cuestionables en función a sus actos de bondad y solidaridad en la tierra, había una tercera opción: el purgatorio.
En el transitan las almas que no han hecho merito suficiente para acceder al paraíso celestial, ni tampoco para descender al oscuro y temible infierno.
En eso que aguardaba en una inmensa sala de espera, se acerca un hombre y lo invita a seguirlo, ya que el mismísimo Dios quería verlo inmediatamente.
El millonario se dispone a seguirlo hasta una inmensa puerta que decía:

“La verdadera riqueza es un activo del que menos necesita y un pasivo del que todo lo tiene”.

Esta frase lo dejo pensando, de todas maneras se dispuso a entrar.
Se cerró la puerta por donde había ingresado y apareció un hombre de larga caballera, profusa barba blanca y unos ojos azules como nunca había visto en su vida.

- Bienvenido al reino de Dios: Exclamó con poderosa pero armoniosa voz.
- Así que eres uno de los hombres mas ricos del mundo…???
- Si señor, estoy posicionado entre los 18 hombres mas ricos del planeta. Respondió con seguridad el millonario.
- Y te has preguntado en que posición te encuentras entre los mas felices de la tierra...??? Interrogó Dios.
- Disculpe señor, pero la felicidad no se mide en la tierra.

Enseguida Dios apuntó con su mano hacia una pared blanca e inmaculada y en segundos, apareció la imagen de una familia en la tierra compuesta por un hombre, una hermosa mujer y un niño con hermosos ojos azules y pelo de rizos dorados. Se veían sumamente humildes, la casa estaba hecha de piedra y barro y escasamente llevaban ropas que cubrían sus cuerpos

- Dios preguntó: puedes apreciar lo felices que son…???
- Señor, como pueden ser felices viviendo en esas condiciones…??? Contestó el millonario.

Seguidamente Dios dejó de apuntar con su mano a la pared y la imagen desapareció.
Se dirigió a su sillón e invito al hombre a sentarse frente suyo.

- Hijo, quieres volver a la tierra y recuperar tu vida anterior…??? Preguntó Dios
- Claro señor, es lo que mas ansío en estos momentos…!!! Exclamó eufórico el millonario.
- Dios esta aquí para complacerte hijo mío, pero para que comprendas cuanto puedes aumentar tus riquezas, así como en 7 días invente el mundo, 7 son los días de la semana y 7 mares bañan a la tierra, vas a vivir durante 7 días con la familia que acabo de mostrarte y ellos te ayudaran en ese lapso de tiempo, a ser inmensamente rico, luego nos encontraremos nuevamente y me contaras tu experiencia.
- Si no tengo más alternativas, acepto su propuesta con tal de regresar a la tierra: expreso el potentado hombre.

El millonario pensó 7 días se pasan rápidamente, complazco a Dios y continuo con mi libertina vida de lujos y placeres.

El hombre millonario pasa la semana en la tierra y vuelve a encontrarse con Dios para relatarle su experiencia con la familia desconocida.

- Dios lo recibe y le dice: como te fue hijo mío…???
- Algo extraño señor.
- Porque… cuéntame que es lo que te extrañó de tu encuentro.

Cuando le pregunté al niño como podían vivir sin luz, me contestó:
- Quien dijo que no tenemos luz…??? El sol ha iluminado sin cesar cada uno de nuestros días y la luna junto a las estrellas nuestras noches.

Cuando le pregunté como hacen para alimentarse sin una proveeduría que les vendiera alimentos, el niño me contestó:
- Si observas la tierra descubrirás que en ella se encuentra todo el alimento del mundo: verduras que brotan por doquier, peces de las más variadas especies que pululan hasta en el charco mas insignificante de agua y cientos de animales que pastan para ofrecernos su carne, su leche y su piel de abrigo.

Cuando le pregunté como hacen para vivir sin televisión, el niño me contestó:
- Quien dijo que no tenemos televisión…??? Tenemos cuatro.
Si miras por ese ventanal al oeste, veras el verdadero espectáculo del
sol asomando tras las montañas pintando de colores el comienzo de un nuevo día.
Al este lo veras despedirse por la tarde, dejándole paso a la luna y a las estrellas, mientras
se sumerge en el horizonte del inmenso mar.
Al sur veras el continuo galopar de los caballos jugando con sus potrillos,
corcoveando y lanzando patadas al aire de felicidad por tanta libertad.
Y finalmente al norte, veras la inmensidad del valle que te invita a no despegar
la vista por horas de sus caprichosos colores.

Cuando le pregunté como podían ser felices sin un solo centavo en el bolsillo, el niño me contestó:

“La verdadera riqueza es un activo del que menos necesita y un pasivo del que todo lo tiene”.

Cuando escuché nuevamente aquella frase que había leído en la puerta de tu oficina en boca de ese niño que me deslumbraba por su marcada sencillez y notable sabiduría, comprendí por fin el verdadero sentido de la vida.

Entendí que no tiene sentido tener cientos de artefactos de luz que iluminan cada rincón de mi fastuosa casa, sino cuento con la claridad necesaria para saber que mi vida esta en penumbras.

Entendí que de nada sirve tener a disposición los manjares mas preciados de la cocina mundial, sino puedo alimentar a mi corazón que se retuerce por un extraño hambre que no puedo saciar.

Entendí que no tiene sentido tener un televisor prendido en cada habitación de la casa mostrando imágenes a repetición, sino tengo el coraje de ver la realidad que proyecta mi propia vida.

Entendí que a pesar de poseer todo el dinero del mundo nunca pude comprar la felicidad, porque esta no se vende, no tiene precio, sino que esta disponible frente a nuestras narices, esperando a que simplemente vayamos por ella.

Por ultimo entendí también que aquella casa de piedra es lo que llamas iglesia, que ese carpintero amable era Jose, la mujer llena de bondad era Maria y que ese niño tan especial era tu hijo que nuevamente estaba al frente de un hombre en la tierra para redimirlo de sus continuas equivocaciones y mostrarle el camino de la felicidad eterna.

- Dios exclamó: ahora por fin... tu riqueza no tiene límites.


Mariano Pereyra
2005

*Dedicado a mi querida abuela Maria que me enseñó con su ejemplo de vida, que aunque no lo veamos,
Dios siempre está.